TODOS PUEDEN SER
MIS HIJOS..
Hoy, quiero pedir
por los niños que dejan sus dedos llenos de chocolate
en todo lo que tocan, que saltan en los charcos y arruinan sus pantalones
nuevos, que comen dulces antes de las comidas, "como Emilce" y que nunca
encuentran sus zapatos a la mañana, "como Matías".
Quiero pedir por
los niños que miran a los fotógrafos desde atrás de los alambres
de púa, que jamás han caminado por la calle con un par de zapatillas nuevas, ni han
jugado "encantados", y que han nacido en lugares que nosotros no recorreríamos.
Quiero pedir por
los niños que nos dan besos pegoteados de caramelo y ramos de flores, que
duermen con su perro y quieren enterrar a
sus pececitos, que nos abrazan fuertemente y olvidan el dinero para la
merienda, que esparcen la pasta de
dientes por todo el baño, que observan,
con ojos asombrados, a su padre cuando se afeita, "como lo hace Benjamín", y a su madre, mientras se maquilla, y hacen
ruido cuando toman sopa.
Quiero pedir, con toda mi alma, por los
niños que,
rara vez, han comido postre, que no tienen ropa favorita, que ven a sus padres sufrir, que se acercan a nuestros
autos en cada esquina, mendigando con sus ojos, que no tienen baño para asearse,
que su foto aparece en las comisarías, no en la oficina de su papá. Quiero pedir por los niños cuyas pesadillas suceden
a plena luz del día, que comen lo que encuentran y duermen bajo el cielo, abrigados por diarios, que nunca han ido al dentista, que no tienen domicilio.
Quiero pedir por los
niños que les gusta que los carguen y por los que deben ser cargados,
"como Santiaguito", por los que se dan por vencidos y por los que
siguen luchando, "como Dolores".
De igual a igual...
Por todos esos niños, quiero pedir el día de hoy. Porque todos pudieron o
pueden llegar a ser mis hijos, porque todos son valiosos y dan una nueva forma de amor
a nuestra vida y una razón para vivir, porque ellos nos hacen
sentir la necesidad de comprometernos a construir un país mejor, más justo, más equitativo...
Te ruego por los niños, Señor, porque ellos
son la muestra de que aún no perdiste la
esperanza en los hombres.
Autor desconocido
Gracias a Cecilia que compartió este texto.