miércoles, 11 de abril de 2012

Todos pueden ser mis hijos... texto anonimo


TODOS PUEDEN SER MIS HIJOS..
Hoy, quiero pedir por los niños que dejan sus dedos lle­nos de chocolate en todo lo que tocan, que saltan en los char­cos y arruinan sus pantalones nuevos, que comen dulces an­tes de las comidas, "como Emilce" y que nunca encuentran sus zapatos a la mañana, "como Matías".
Quiero pedir por los niños que miran a los fotógrafos desde atrás de los alambres de púa, que jamás han caminado por la calle con un par de zapatillas nuevas, ni han jugado "encantados", y que han nacido en lugares que nosotros no recorreríamos.
Quiero pedir por los niños que nos dan besos pegoteados de caramelo y ramos de flores, que duermen con su perro y quieren enterrar a sus pececitos, que nos abrazan fuertemen­te y olvidan el dinero para la merienda, que esparcen la pasta de dientes por todo el baño, que observan, con ojos asom­brados, a su padre cuando se afeita, "como lo hace Benja­mín", y a su madre, mientras se maquilla, y hacen ruido cuan­do toman sopa.
Quiero pedir, con toda mi alma, por los niños que, rara vez, han comido postre, que no tienen ropa favorita, que ven a sus padres sufrir, que se acercan a nuestros autos en cada esquina, mendigando con sus ojos, que no tienen baño para asearse, que su foto aparece en las comisarías, no en la ofici­na de su papá. Quiero pedir por los niños cuyas pesadillas suceden a plena luz del día, que comen lo que encuentran y duermen bajo el cielo, abrigados por diarios, que nunca han ido al dentista, que no tienen domicilio.
Quiero pedir por los niños que les gusta que los car­guen y por los que deben ser cargados, "como Santiaguito", por los que se dan por vencidos y por los que siguen luchan­do, "como Dolores".
De igual a igual...
Por todos esos niños, quiero pedir el día de hoy. Porque todos pudieron o pueden llegar a ser mis hijos, porque todos son valiosos y dan una nueva forma de amor a nuestra vida y una razón para vivir, porque ellos nos hacen sentir la necesi­dad de comprometernos a construir un país mejor, más justo, más equitativo...
Te ruego por los niños, Señor, porque ellos son la mues­tra de que aún no perdiste la esperanza en los hombres.
Autor desconocido


Gracias a Cecilia que compartió este texto.